La cosa no empezaba mal,
incluso demasiado consenso en el primer elemento de color cuentístico.
Todos conocían las reglas del juego,
uno de ellos debía seguirlas al dedillo, le convenía,
a otro le interesaba hacer saltar al primero,
y si podía lanzar una sonrisa pícara, mejor.
El tercero tenía más margen de maniobra, que finalmente fue mínima,
y todos nos divertimos.
Reproches, guiños al pasado y pocas miradas hacia el futuro,
nervios, infografía a destiempo y preguntas como ataque,
que ya se sabe, no hay mejor defensa que un buen ataque.
Insidia la palabra más recordada de este encuentro,
para analizarlo,
y esto un poema de amor al espectáculo
y de odio por lo que podría ser,
y no será.
incluso demasiado consenso en el primer elemento de color cuentístico.
Todos conocían las reglas del juego,
uno de ellos debía seguirlas al dedillo, le convenía,
a otro le interesaba hacer saltar al primero,
y si podía lanzar una sonrisa pícara, mejor.
El tercero tenía más margen de maniobra, que finalmente fue mínima,
y todos nos divertimos.
Reproches, guiños al pasado y pocas miradas hacia el futuro,
nervios, infografía a destiempo y preguntas como ataque,
que ya se sabe, no hay mejor defensa que un buen ataque.
Insidia la palabra más recordada de este encuentro,
para analizarlo,
y esto un poema de amor al espectáculo
y de odio por lo que podría ser,
y no será.