El café de hoy era y ha sido imprescindible. Fue un café que no me hubiese importado retrasar, no diré no tomar porque no pretendo sonar frívola tan pronto: postergar.
Suena Frank Sinatra en mi cabeza, en inglés hasta que llega la frase clave de la canción y pienso en un Volver a Empezar con todas las letras que tomó prestadas El Corte Inglés hace unos años en el spot que lanza por estas fechas (‘corticole’ era una de mis palabras favoritas cuando vestía uniforme). Por supuesto, también ‘El final del verano’ Dinámico tiene un hueco en mi dramática banda sonora del 31 de agosto.
Consulto las portadas sin hacerme la sorprendida por la (casi) ausencia de una campeona del mundo de bádminton. El tamaño de Carolina Marín en las primeras páginas de hoy es inversamente proporcional a la idoneidad de criterios con los que las deciden.
Atrás queda Marruecos y su desierto, donde valoré que donde hay agua, hay vida; y donde hay vida, hay wifi, porque en lugares remotos donde han llegado Russel Crowe equipado de gladiador y poco más, hay Internet y escudos del Madrid y Barcelona por donde pisas. El fútbol español y Cataluña son los TT de la plaza Jemaa el Fna, uno de esos lugares en los que por más minutos que observes, siempre verás un detalle nuevo y sólo por eso merece la pena sentarte tranquilamente, probarla, olerla y regatearla.
Lo que se postulaba como mi descubrimiento del verano no lo fue tal en comparación con la Costa Brava ampurdanesa, paraísos nacionales que no me importa que nadie más descubra. Cadaqués y el resto tendrán su vibrante spin off en versión blog si alguna vez me atrevo a destripar la magia que desde entonces guardo. Ocurre con los mejores y más difíciles textos, que nacen con un miedo uterino de que las palabras que manejas no sean suficientes para plasmarlo.
Como el reclamo de Picasso no lo fue esta vez, pasó inadvertido en Málaga por flores, farolillos y cartojales aderezados con risas y bailes que un día embargaron y que ahora saben tan intensos como verdaderos.
El resto: #lacasadelosazulejosazules. La necesaria parada en “lo de siempre”, que inyecta oxígeno como ninguna otra escala, porque en ella tomaron forma los pulmones, y por muchas calas que conquistes (o te conquisten), el impulso desde la manzana 6 es el que coge más vuelo.
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Sea como fuere, es 1 de septiembre, el calor de Madrid me ha escupido a la terraza a las tres de la mañana y los e-mails aún no están todos contestados. Sin embargo, ha sido un despertar con sabor a febrero y, como alcarreña capitalina, tengo el mejor aliciente para sobrellevar esta semana. 6 días.
Estuve hace unos años en Marruecos en verano y me morí del calor literalmente! Suerte que después fuimos a Essauria, el congelador de este país del Magreb. Estoy contigo que como Cadaqués nada!!!!
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Essauria se quedó pendiente por falta de tiempo… Si llego a saber lo de “el congelador”… ¬¬ Buen día!!!
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Buenas vacaciones y mejor descanso, ahora empieza las fiestas alcarreñas.
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